martes, 26 de mayo de 2015

CUENTO DE UN VALLE DE LÁGRIMAS Y RISAS.
“EL ABUELO ESTA PASADO DE VIEJO”.
JULIO MORALES SANDOVAL.

-¡Abuelo, siempre te veo en la misma silla, a veces durmiendo o pensando, ¿no tienes nada que hacer? 
-¡Ay hijo, a mis setenta y cinco años, creo que ya lo hice todo, le di estudio a tu papá para que se graduara de maestro, les di mis ahorro a tu tías y construí esta casita con la finada de tu abuela, donde hoy se arriman toda la familia y me han empujado al cuarto más pequeño sin ventana para sentir el sol. Hoy lo único que más me llena de satisfacción y alegría es tu compañía. 
-¿Abuelo, por qué siempre tenéis que estar solo, no tenéis amigos?
-¡No hijo, muchos de mis amigos están como yo, otros murieron. Estoy viviendo la peor época de la vida, la edad de las perdidas. Hace un año perdí a tu abuela y con ella enterré 50 años de felicidad. Estoy perdiendo la salud, la vista, la memoria, la fuerza de mi cuerpo, no escucho bien, me canso de nada. ¡Hijo me duele la soledad en que vivo, pero me duele más perder el cariño y el respeto de mi propia familia. Tu papá dice, Que el abuelo está pasado de viejo. Mis nietos siguen su ejemplo y repiten que el abuelo está chochando, que es una forma de decirme loco, y decir verdad se me trastorna la cabeza ver en los jóvenes la falta de valores, me encolerizo por los muchachas y muchachos menores de edad que se emborrachan, que se para tarde, que no quieren hace oficios, que se comen todo lo que hay en la nevera, que no quieren ayudar en los oficios del hogar, que usan aretes y el pelo largo y sus modales que en mi juventud era atractivo femeninos. Soy una carga cuando pido agua y quiera comer nuevamente, se molestan cuando se me caen las cosas de mis temblorosas manos. Hasta de noche soy una carga cuando pido ayuda de vez en cuando para hacer pipí.
-¡Pero abuelito vos me tenéis a mí, yo si te quiero.
-¡Hijito, que sería de mi sin tu ayuda, espero con ansias que regreses de la escuela, para sentirme vivo al verte reír y jugar por el patio.
-¡Es muy triste llegar a mi edad donde no soy útil, después que fui cabeza de familia cuando era joven, trabajaba para que no faltara nada a mis hijos. Esta mañana no me pude parar por que las piernas no me respondían, sentí una presión en el pecho que me ahogaba, llame varias veces para que me trajeran las pastillas para la tensión, pero nadie me escucho.
-¡Abuelo, mi papá te ha llevado al hospital y te has escapado sin permiso de los médicos.
-¡Si, muchas veces me han ido a tirar a una cama y me han dejado olvidado. Durante varios años, en tiempos de vacaciones, me han enviado al hospital y los médicos saben que llego solo por la comida, me ingresan por desnutrición y por mi estado de abandono, solo me queda esperar la muerte con resignación.
-¡Abuelo, por qué no protestas. Por qué no hablas con tus hijos.
-¡Porque no me quieren oír, y no voy a mendigar el cariño que yo creía haber ganado por haber entregado mi juventud trabajando para que mis hijos no le faltará nada . Además, hijo, mis recuerdos a nadie le interesa, si todo lo que pienso ya paso de moda. Tú papá ya no confía en mi experiencia desde que se volvió maestro, ya no creen en los efecto de la luna sobre el corte de madera, ni en el mal de ojo, mucho menos en las viejas creencias de tu abuela, que en paz descansé.
-¡De qué vivís pues abuelo.
-De mis recuerdos hijo, hasta que la memoria se me termine.
-¡Perdona abuelo, pero entonces, para quien vivís
-Vivo para experimentar y sentir nuevamente los abrazos, besos, risas y travesuras de mis nietos… Y porque solo Dios sabe cuándo tenemos que partir y ahora menos me quiero morir porque te tengo y eres la alegría de mi vida.
- ¡Abuelo, cuando sea grande te voy ayudar, tendrás un cuarto en mi casa con una ventana grande solo para vos, te cuidare, saldremos a pasear y hablaremos de la abuela… y siempre te voy querer….pero abuelito no llores, para mí no estas pasado de viejo, todo lo que te estoy diciendo te lo cumpliré.
-¡Si hijito, un niño de seis años no miente, yo te creo, solo que mis ojos ya no verán a mi nieto cuando sea grande, pero estoy seguro que le enseñaras a tus hijos todas estas cosas bonitas que me estás diciendo, para que ellos quieran mucho a su abuelo para que tu papá no sufra como yo, las pérdidas que trae la vejez….que tenga solo ganancias…ganancias…como este muchachito cariñoso y amable que Dios le ha dado a este abuelo… que esta pasado de viejo…¡Pero que todavía tiene derecho a la vida. Fin
 Maestro Ángel Arévalo