lunes, 28 de abril de 2014


EL SEGUNDO VELORIO 

(AYULAA JIIPÜ = SACAR HUESOS). 

MAESTRO ÁNGEL ENRIQUE ARÉVALO 
Los indígenas Wayuu tienen la costumbre de realizarle el segundo velorio a sus muertos, después de transcurrido un tiempo del primer velorio. También es costumbre que en la misma noche del entierro los familiares enciendan una fogata en el cementerio todas las noches por tres meses para alumbrarle el camino que ha emprendido el difunto (a), por tierras desconocidas en procura de alcanzar la paz que lo llevaran al lugar donde descansan las almas de los indios muertos.
Transcurrido el primer velorio se deja correr de 10 a 15 años para organizar la exhumación de los restos de algún pariente que ha fallecido por x circunstancias. La exhumación de restos puede ser individual o colectiva, es decir se pueden sacar varios restos juntos de un mismo clan. Para esto se tomara en cuenta la situación económica de los familiares que asumirán el compromiso ante el resto de los parientes y de la sociedad Wayuu.
Este segundo velorio Suele realizarse en los meses de enero a mayo, tomando en cuenta que ha pasado el invierno, que a su paso a dejando abundantes cosechas (Eesü e’emira), los animales han engordado gracias a la bondad de Juya (Lluvia). Para sacar los restos, los familiares por la línea materna se reúnen para acordar que el difunto ya tiene los años requeridos para ser exhumados, acordaran la fecha, los días que va durar y quienes se van encargar de proveer los alimentos, el agua, corta la leña, seleccionar los animales que se van a sacrificar, compraran bebidas alcohólica, tabaco, cigarrillo, café, construir enramadas, fogones, colocaran horcones que servirán de colgadero de chinchorro para los veloriantes que se quedaran por los días que durara el velorio. 
Se construirán un osario (si no lo tienen), donde serán depositados los huesos ya exhumados de los familiares pertenecientes al mismo clan. Se comprara un cofre de mármol o una tinaja donde serán colocados los huesos previamente limpiados. Se pondrán de acuerdo quién será el encargado de sacar los huesos, muchas veces es solicitado por una hija, hermano, sobrino o nieto, quién siente el deseo y el orgullo de exhuma los restos de su ser querido.
Próximos los días de la exhumación se avisan los familiares paternos, cuñados, amigos, vecinos y se corre la voz en toda la comunidad para que se sientan invitados a acompañar la familia en este segundo velorio. Cuando el fallecido era de buena posición económica y sus familiares gozan de dicho privilegio, hay la expectativa de que será un buen velorio, donde abundara la comida, bebida y vendrá mucha gente de los diferentes rincones de la Guajira. Los familiares más cercanos llegaran unos días antes para ayudar a cortar leña, moler maíz, hacer chica, buscar agua, quienes cocinaran, limpiaran el espacio que se prevé ocuparan la gente.
Llegado el día previsto para la exhumación, muy de madrugada los familiares más íntimos (pueden ir otros), van al cementerio donde está enterrado el difunto (a): Algunos familiares al llegar a la bóveda lloraran abrazándose entre sí al recordar momentos compartidos con su deudo. Se procede abrir la bóveda, destapar la urna, nuevamente se escucha los llantos, comienza la persona que se ha seleccionado para limpiar y lavar los huesos uno por uno en alcohol o chirrinchi (Bebida alcohólica propia de los Wayuu), lo secan con un pedazos de tela y lo van colocando ordenadamente sobre una tela blanca dentro del cofre. En este proceso de exhumación siempre se comienza por extraer primero la cabeza que cubren enseguida con un pañuelo para no causar alguna impresión o murmuro entre los observadores por lo tenebroso que es la cabeza de un esqueleto.
Luego se continúa con los huesos del cuello, brazos, columna hasta llegar a los últimos huesos de los dedos de los pies. Terminada la recolección, se tapa el cofre para ser trasladado por los sobrinos y nietos al lugar donde será el lloro, se colocara sobe una mesa o en un chinchorro bajo una enramada para ser llorando por los días que dure el segundo velorio. 
La persona que saco los restos al finalizar la exhumación lo bañan con chirrinchi, le dan alguna toma para que vomite o eructe lo malo que pudo oler durante la recolección de los huesos. Lo acuestan en una hamaca angosta para que este incomodo ya que no puede dormir la primera noche, para evitar que durante el sueño el espíritu del cadáver que ha profanado no se le incorpore o le de pesadillas. Se le contrata un jayeechista (cantor), para que le cante, le cuente chiste, mitos leyendas, cuentos y anécdotas para mantenerlo despierto toda la noche. Durante una semana no podrá tocar nada con sus manos, se le entrega un palito para que se rasque si siente alguna picazón.
No podrá comer por tres día comida sólida, solo podrá tomar chicha caliente, mazamorra y algunas tomas a base de plantas, no podrá salir del lugar donde está recluido. Al velorio irán llegando los veloriantes, familiares, amigos, parientes, a mostrar su solidaridad llorando ante los huesos del difunto. Los parientes que van llegado entregara su aporte que consiste en animales, arroz, azúcar, café, maíz, verdura, plátano, yuca, ron, cigarro, tabaco, refresco, chicha que serán consumido durante el velorio. Luego un miembro de la familia responsable del velorio los ubicara en enramadas o bajo un frondoso árbol para su estadía durante los días del velorio.
Para hacer agradable la espera durante los días que dure el lloro de los huesos las niñas y los niños guilladas por un adulto repartirán comida, café, cigarro, tabaco, ron, chicha, agua, refresco, se jugaran dominó, se contaran chiste, anécdotas, se presentaran los nuevos parientes, se harán nuevas amistades y se comentaran los últimos acontecimientos ocurridos en la Guajira.
Terminado los días del velorio, se llevara nuevamente los huesos al cementerio particular del clan, para ser depositados juntos a los demás restos de la familia en un osario. Al sacar el cadáver de los familiares harán tiros al aire para despedir y ahuyentar su alma de la casa para evitar que atormente con sueños o pesadillas a los miembros de la casa donde en vida compartió con sus seres queridos.
Antes de partir se re repartirá la comida que haya quedado del velorio, porque es de mal augurio quedarse con (Shiikira Ouutsu), ya que todo debe ser consumido durante el velorio para que el difunto tenga buena prosperidad en su nueva vida.
Enterrados nuevamente los huesos las gentes volverán para sus casas, comentando lo bueno o malo que estuvo el velorio. Los familiares se sentirán tranquilos y orgullosos ante la sociedad wayuu de haber cumplido con su deber de limpiar los restos de su deudo “HULEECHIPAN”, (Ya está limpio), para que culmine definitivamente su recorrido por los caminos de los indios muerto y pueda descansar en paz en JEPIRA, lugar donde descansan las almas de los Wayuu.
“Los Wayuu tienen la creencias de que su muertos vuelven en forma de lluvia para fertilizar la tierra para que siga germinando nueva vida”.
NOTA: 
Anteriormente las mujeres Wayuu vestían exclusivamente de negro para asistir a los velorios, también usaban un pañuelo medio luto con la cual se cubría todo para el lloro. 
-Por quedarse acompañando toda la noche los veloriantes recibían el último día del velorio comida, litros o garrafas de chirrinchi, carne, ovejos, chivos, en gratitud por las lágrimas derramada y su solidaridad con la familia del difunto. Este chirrinchi que se regalaban en los velorios, era el especial para los soplar los niños que sufrían de mal de ojo.
También es costumbre ver que los esposos y las esposas(Keeraüyuu), de los miembros de este clan sean los que ayuden a cocinar, hacer chicha, cortar leña, matas los animales que se van a consumir durante el velorio. Con esta acción se ganan el aprecio y cariño de sus cuñados.
-En años anteriores era costumbre ver que la mayoría de los asistentes al velorio, hombre y mujeres expresar su pésame llorando ante el cadáver o restos exhumados, después pasaban a saludar a los demás familiares.
-Los Wayuu prefieren que sean enterrados en una urna de madera para que en el momento de la exhumación sus huesos no salgan machadas o rojizas con el óxido de las urnas de latas.
Anteriormente los cadáveres no se enterraban en cualquier lugar, al fallecer eran llevando a su lugar de origen donde tenían sus cementerios particulares.
- Es costumbre organizar entre los participante al velorio la competencia de tiro al blanco.

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